miércoles, 17 de mayo de 2017

No en mi nombre



RAFAEL SARAVIA
17/05/2017
Por ello, por saber que ustedes son ahora propiedad pública, les reclamo y les agradezco dos cosas. En primer lugar, para ser positivos, les agradezco el acto de comunión social que han generado. Gracias a su ahínco con la reforma atroz de la Plaza del Grano, han conseguido algo que hacía mucho que no se veía en nuestra ciudad. Miles de ciudadanos, de todas las edades, se han juntado a conocer, valorar y defender el patrimonio que consideran suyo.
Es un acto hermoso ver como estudiantes de quince, dieciocho o veinticinco años se juntan en esta plaza con señoras y señores de cuarenta, cincuenta, setenta y más años para hablar, debatir y compartir las mismas expectativas de un lugar único que aman por igual generaciones tan diferentes. Esto sin duda se lo debemos a ustedes; ustedes han generado la controversia y gracias a ella el pueblo de León hoy está más unido por su amor al patrimonio propio, independientemente de signos políticos, edades, religiones y razas. Gracias por ser el elemento catártico necesario para que tantos miles de leoneses se pongan de acuerdo en algo, ese algo tan primordial y elevado como es el mensaje #Salvemoslaplazadelgrano.
Después del agradecimiento, sí que les reclamo, sin aversión, algo muy sencillo: escuchen a su pueblo. Nada es tan sencillo y tan complejo a la vez como la escucha. Otro paisano vuestro, Winston Churchill, lo dijo mejor que yo: Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar; pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar.
Por tanto escuchen. Sean cabales y atiendan una realidad que ya no pueden disfrazar más. La mayoría de los habitantes de León se han pronunciado en favor de conservar la Plaza del Grano y no de reformarla tal y como ustedes han propuesto. No digo que sea ilegal su propuesta, y hasta entiendo que haya personas que estéticamente disfruten más de una plaza cementada y uniforme, pero la mayoría de sus ciudadanos se han pronunciado. Manifestaciones de miles de personas, decenas de miles de firmas y crispación social deberían ser suficientes signos para que su tozudería se calme y vean que los vecinos que están en contra de esas obras son muchísimos más de los que están a favor.
Tan sólo eso, reflexionen si están para imponer sus deseos al pueblo o para ser ejecutores de la voluntad del pueblo. Desde luego en mi nombre no sigan haciendo algo que conozco y rechazo. No somos un pueblo idiota que no sabe lo que quiere, lo tenemos claro: queremos la Plaza del Grano libre de cemento y con toda la riqueza que genera su irregular fisionomía de canto rodado y piedra ancestral. Decía Confucio que gobernar significa rectificar. Así que Gobiernen.

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