La Plataforma se ha dirigido por escrito al Alcalde de León y a las Concejalas de urbanismo, obras y patrimonio, solicitando la reparación de los baches y socavones de la Plaza del Grano, rellenándolos con cantos tomados con tierra arcillosa y NO con cemento.
Aprovechando que el Ayuntamiento está reparando los baches de las calles y plazas por las que pasarán las procesiones de Semana Santa, se ha solicitado que se haga lo mismo en la Plaza del Grano. Nos preguntamos: ¿serian permisibles los socavones de más de 15 cm de profundidad que tiene esta plaza (con el peligro de caídas para los peatones que esto supone) en algún otro espacio público del centro de la ciudad?
El Ayuntamiento tiene la obligación de preservar los bienes del patrimonio cultural, y en general del patrimonio colectivo, evitando su destrucción, pero desatiende esta obligación en la Plaza del Grano, donde no realiza mantenimiento alguno desde hace años, permitiendo la destrucción progresiva del empedrado, con el riesgo evidente que esto conlleva para la integridad de las personas, cuando la más elemental medida de mantenimiento, consistente en la simple reposición de las piedras, hubiera sido suficiente para evitar posibles caídas.
El Ayuntamiento está a tiempo de impedir nuevos desperfectos en la Plaza del Grano y a la vez evitar caídas provocadas por los socavones; accidentes que con más probabilidad pueden ocurrir en las aglomeraciones multitudinarias del Jueves Santo. El Consistorio viene utilizando la procesión de Genarín de manera hipócrita, año tras año, como excusa para justificar las obras, tolerando el botellón en la plaza una vez que finaliza la procesión, a sabiendas de que habrá que limpiarla baldeando a presión, con el consiguiente lavado de juntas y deterioro del empedrado.
El Ayuntamiento consiente y provoca, con su desidia y negligencia, que el empedrado tradicional de canto rodado y tierra cruda, un “unicum” en el Camino de Santiago, se deteriore sin freno, porque:
1) Permite el tráfico rodado, incluso de vehículos de gran tonelaje como las excavadoras y camiones con los que se iniciaron las obras de repavimentación de la calle Capilla; o el paso del camión de la basura durante años, hasta el inicio de los sondeos arqueológicos. El tráfico provoca el hundimiento del pavimento y la formación de charcos de los que los cantos se sueltan con facilidad. Si las piedras no vuelven a colocarse los baches se extienden irremisiblemente.
2) Repara las faltas con parches de mortero de cemento que, además de afear la plaza, ejercen una función de cuña dura que acaba provocando irregularidades y desniveles al separarse del empedrado circundante. Reparaciones que en realidad son agresiones al empedrado.
Por eso se ha pedido expresamente que la reparación de los baches se haga sin usar cemento y no se siga el mal ejemplo de la reciente intervención sobre el enchinarrado de los soportales, donde se han tomado las piedras con mortero de cemento.
Resulta sangrante que estas prácticas nocivas del Ayuntamiento sean precisamente la excusa que desde el propio Ayuntamiento se esgrime para justificar las obras de remodelación de la plaza del Grano. Así consta en la memoria del proyecto: “El deficiente mantenimiento ha generado una situación de deterioro avanzado que imposibilita plantear una reparación seria mediante un mero parcheo o actuaciones parciales,…” (pag. 4 “Antecedentes y Patologías”. Memoria Fase II, Plaza del Grano. Ramón Cañas).
Argumento que consideramos injustificado e injustificable. La Plataforma, con el respaldo de miles de leoneses y leonesas, pide el abandono del proyecto del Sr. Cañas en la plaza del Grano y el inicio urgente de tareas de restauración y rehabilitación de las aceras y el empedrado.
Nadie quiere dejar la plaza como está. Se propone, en palabras de Luís Grau Lobo (Director del Museo de León y experto en conservación del Patrimonio) “mantenerla en buenas condiciones, pero empleando para ello los métodos tradicionales, aplicando un concepto clave en la teoría de la restauración la conservación preventiva, que sirve para evitar males mayores, como la prevención en la medicina. Si algo tiene que restaurarse o rehabilitarse, es que no se ha conservado adecuadamente. Este es el caso y aún estamos a tiempo…”.
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