viernes, 3 de febrero de 2017

Plaza del grano Jejé, jajá, jijí, jojó... (y 2) Jaime Torcida


Jaime Torcida
03/2/2017 - 09:25
Actualmente la Plaza del Grano no supone un lugar de tránsito ciudadano sino un destino. La Plaza está ahí y vamos hasta la Plaza a estar, actualmente destinada a la visita y al disfrute de leoneses y foráneos por su característico empedrado y por la tranquilidad que este último enclave medieval  en territorio  urbano posee intrínsecamente. La Plaza del Grano mantiene esa nostalgia del pueblo que tenemos los ciudadanos de la antigua Legio. Es un lugar para la nostalgia, transitable, pero un monumental recuerdo de una pequeña ciudad de provincias. Renovar este monumento con una finalidad de uso alteraría la idiosincrasia de la plaza y supondría forzar un uso distinto al que la propia Plaza se ha ido dando y al que los leoneses hemos ido acostumbrando a ese rincón tan especial. Casi nadie cruza la Plaza del Grano de manera imperativa y es absolutamente impensable que una vecina de la Plaza del Grano no pueda salir de su casa con tacones de aguja o en silla de ruedas, o con muletas, incluso esa imposibilidad podría mantenerse como un mal menor y tendría lógica vecinal que los vecinos no la aceptasen, como tampoco se acepta la inaccesibilidad que aún está presente en multitud de edificios públicos. Los vecinos entienden y aceptan la Plaza y su uso actual y la Administración no se esfuerza en ofertar a la ciudadanía  una alternativa de reforma que satisfaga convenientemente a cuantos admiramos y paseamos un monumento, que aún no ha sido declarado Bien de Interés Cultural.  Exigen fe en aras de la modernidad europea, y quienes en aras de la historia prefieren conservar los restos de un mercado medieval  dudan de que el Ayuntamiento en su ignorancia prefiera sepultar de asfalto la Plaza. Fe,      creer en lo que no vemos, en que van a acometer una reforma digna  cuando su labor sería mantenerlo, defenderlo y conservarlo y al que la inoperancia de las Administraciones en su conjunto y en lo que toca a su mantenimiento es palmaria.  No se puede creer a quienes han demostrado y están demostrando día tras día su inoperancia para cualquier cosa que no signifique recaudación, ni se puede creer que de la oscuridad de un procedimiento vea la luz una Plaza del Grano moderna, europea y al gusto de los ciudadanos y de la Administración. El debate está abierto y en el tejado una pregunta ¿Qué sucede cuando el interés del  ciudadano y el de su administrador están enfrentados? Pues en este caso, y si no nos movemos, que el ciudadano se va a comer una Plaza del Grano moderna, insulsa y destrozada. Y este Ayuntamiento defendiendo   León... como siempre lo ha hecho. Je, Je, Je,... jajá, jajá, jajá. Margarita después venderá fantasmas de un mercado medieval que fue...  en el programa de Iker.


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